El Alto, 25 de abril de 2025.- En el auditorio de la Universidad San Francisco de Asís de El Alto se llevó a cabo este miércoles la presentación del diagnóstico de la situación de las recicladoras de base, sus condiciones laborales y el mapeo de riesgos que enfrentan en el espacio público durante sus labores de recolección y separación de residuos sólidos.
El evento se enmarca en el proyecto «Ciudades y Espacios Seguros para Mujeres Recicladoras», financiado por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) e implementado por la Fundación Munasim Kullakita y ONU Mujeres Bolivia.
El diagnóstico reveló resultados sobresalientes: 59% de las encuestadas, entre los 40 y 64 años, se dedican a esta labor por razones económicas y por la falta de oportunidades de empleo formal. Aunque el 36% manifiesta sentirse relativamente segura en su trabajo debido a las medidas de autoprotección que han adoptado, el diagnóstico alerta que un 74% ha sufrido agresiones físicas y psicológicas, lo que refleja la urgencia de mejorar las condiciones de seguridad y salud en el entorno laboral.
Además, Se identificaron 47 espacios de riesgo para las recicladoras en los distritos 1, 3 y 6 de El Alto: 34 de alto riesgo y 13 de riesgo medio. Estos están asociados a la exposición a residuos tóxicos, falta de protección, condiciones precarias de trabajo y proximidad a zonas nocturnas con bares, discotecas y lenocinios, donde se concentran personas en consumo de alcohol o con conductas delictivas, generando alta vulnerabilidad física y emocional.
La presentación de estos resultados, contó con la presencia de representantes del Ministerio de Medio Ambiente y Agua, diversas secretarías y direcciones del Gobierno Autónomo Municipal de El Alto (GAMEA), además de la directora ejecutiva de la Fundación Munasim Kullakita, Janeth Rodríguez.
Durante la jornada, también se entregaron kits de seguridad a las mujeres recicladoras, que incluyen carritos, guantes, linternas, bolsas y herramientas básicas, con el objetivo de dignificar su trabajo diario y contribuir a la construcción de entornos más seguros.
Este esfuerzo reafirma el compromiso institucional por reconocer, proteger y empoderar a las recicladoras de base, actores esenciales en la sostenibilidad ambiental y en la construcción de ciudades más inclusivas.








